LA ÉLITE DE PODER SE RESISTE Y EL
PUEBLO TODAVÍA
NO TIENE ALTERNATIVAS DE PODER
Máximo Constanzo y Roberto Muñoz. Centro de Estudios Francisco Bilbao.
Chile y su Revuelta siguen siendo noticia, más allá
de la férrea censura local y el ninguneo de la prensa internacional.
Las protestas del 2 y 3 de julio y las movilizaciones para lograr que
los fondos del 10% de las nefastas AFPs (pilar financiero del sistema) sean
devueltos a sus verdaderos dueños, es decir a los trabajadores, logró romper
el statu quo. Esto es muy importante ya que el gobierno, el
sistema, la élite de poder de Chile ha hecho un gran esfuerzo por aprovecharse
del momento crítico de la pandemia y apagar la protesta social, sembrando el
miedo y generando un estado represivo con militares en la calle, con toque de
queda, y con leyes muy represivas. Efectivamente eso ha cumplido cierto efecto,
intentando disciplinar al movimiento social a partir de los medios de
comunicación oficiales que han metido este miedo en particular.
En julio se pudo romper en buena parte del país esta situación con
protestas que se han ido generalizando -no a nivel que las de octubre del año
pasado- pero sí a un nivel importante considerando la situación de la pandemia.
Hubo movilizaciones desde Arica hasta Punta Arenas, pasando por todas las
ciudades importantes del país. En la región Metropolitana, se dieron
manifestaciones masivas, cacerolazos y enfrentamiento con las fuerzas
represivas, tanto con Carabineros (policía uniformada), como las fuerzas
militares, que sin lugar a dudas es un punto de inflexión en medio de la
pandemia.
En Chile hay una crisis económica y social brutal, despidos masivos,
leyes laborales que favorecen a los empresarios y perjudican a los
trabajadores y al pueblo. Esto afecta a todos los estratos sociales, menos a
los súper ricos y las transnacionales que siguen con sus multimillonarias
ganancias, lo que llevó a decir a José Manuel Mena, Presidente Asociación de
Bancos e Instituciones Financieras, en T13 Radio “No hay riesgo de una crisis financiera
en este minuto, y si es necesario que la banca no genera nada en tres
años, no hay problema, se va a enfrentar con responsabilidad”, una
situación similar, alejada del drama social, la viven las trasnacionales que se
llevan nuestras riquezas naturales, las empresas de telecomunicaciones,
electricidad, sanitarias, etc., etc., que no han visto en peligro sus negocios.
A decir verdad, la élite corrupta en medio de la pandemia ha
flexibilizado las normas medioambientales, con la excusa de la pandemia y la
necesidad de trabajo, para seguir depredando nuestra madre tierra, y ha visto
aumentadas las rentas y beneficios a sus accionistas y propietarios.
El escándalo de los grupos económicos en defensa de las
Aseguradoras Fondos de Pensiones, tiene que ver con la defensa del sistema.
Ellos intuyen que se abre una puerta para que el negocio de las AFPs y con ello
el modelo neoliberal, entren en crisis terminal; aunque obviamente no sea el
fin del capitalismo.
El drama es la situación del pueblo empobrecido y también de capas
sociales más acomodadas, que también son trabajadores o pequeños y medianos
comerciantes. Como la imposibilidad de trabajar, por las cuarentenas y
restricciones a la movilidad, de que muchos, en la economía informal, que
trabajan en los mercados callejeros o el comercio ambulante u otras formas, no
puedan ganar su sustento diario. Entonces hay una situación dramática en lo
social, y el gobierno con las medidas que ha impuesto, que son medidas parches
y todas empresariales no logra aplacar el descontento social, solo puede
ofrecer medidas para endeudarse más, vetando incluso un proyecto de ley que
impedía que se suspendieran los servicios básicos (agua, luz) a los que no
pudieran pagar.
La casta política, que incluye parte del oficialismo y la falsa
oposición, ha querido mostrar en estos días que ellos son los artífices que el
10% de las AFPs sea devuelto a los trabajadores para que afronten la dramática
situación social, y que el gobierno y el empresariado se resistió por razones
ideológicas. Pero lo cierto es que la presión social, a punta de caceroleos y
barricadas, fue la que los obligó a legislar. Ya lo dijeron parlamentarios de
la falsa oposición, “si no hacíamos esto, tendríamos una revuelta 2.0”. Como
resultado, serán 18.000 millones de dólares, los que irán directo a la
economía, y si consideramos impuestos directos como el IVA, serán 1.800 millones
de dólares que le llegarán al Estado. Hasta los economistas más retrógrados,
luego de la promulgación y firma de la ley por el presidente Piñera (tenía la
posibilidad de vetar), han tenido que reconocer que esto dinamizará la economía
interna.
El romper el miedo por parte del pueblo movilizado,
la protesta callejera y toda su potencialidad de desestabilización ha obligado
a la elite política (más que por convicción, si no por el temor) a ceder cosas,
que hace poco eran impensables.
El golpe blando de la élite.
Después de las revueltas de octubre de 2019, a mediados de noviembre, en
nuestra opinión - tal vez no es compartida por todos- hubo una especie de golpe
de estado “blando” gestado por la élite de poder. Ellos se asustaron.
La violencia de la revuelta, la masividad, el hecho de que millones de
ciudadanos salieran a las calles a expresar su repudio contra la situación
imperante, buscando un cambio de fondo, puso en cuestionamiento la gobernanza
neoliberal. Por lo tanto, la élite de poder, incluyendo a los militares, la
llamada “clase política”, que en realidad es una casta política, los empresarios,
todos estos que han dirigido el neoliberalismo en Chile, se pusieron de acuerdo
para ver cómo parar la situación, de intentar retomar el orden en el país.
Un primer momento de este llamado golpe blando, fue el llamado Acuerdo
Político para una nueva constitución, en la madrugada del viernes 15 de
noviembre, acuerdo político trucho, de la casta política, un plebiscito para
tratar de apaciguar la revuelta.[1] Otras medidas
que tomaron tenían que ver con el actuar de la policía y militares. Entre
otras, cambiar la cabeza directiva de la Inteligencia en Chile. Se removió el
mando de la Agencia Nacional de Inteligencia, la ANI, la Inteligencia de
Carabineros, de las Fuerzas Armadas. También tomaron medidas como comprar
armamento de distintos niveles, e iniciaron las licitaciones, en la Armada, en
el Ejército, en la Fuerza Aérea y por supuesto también en Carabineros. Comprar
armamentos para apaciguar la revuelta, por si la protesta popular se seguía
saliendo de madre, por así decirlo, y adquiriera un nivel superior -que todo
indicaba que iba a ser así- por lo tanto, la preparación de las Fuerzas Armadas
fue realizada con la mayor urgencia desde el año pasado, aunque en realidad
esto es permanente.
La experiencia de la participación en la ocupación militar chilena en
Haití, (son varios años en que los contingentes de militares han ido tomando
experiencia en represión en este hermano país), con escándalos de corrupción
incluidos;[2] los contactos
con Colombia y los norteamericanos -hay una base norteamericana en la localidad
costera de Concón, que prepara a las Fuerzas Armadas para la represión.[3]
Las Fuerzas Armadas no solamente se preparan para “la defensa del país”,
sino también para lo que llaman el enemigo interno. Y ahora apareció el enemigo
interno que es el pueblo movilizado. Por lo tanto, ellos se vienen preparando,
actualizaron su TOM, el Teatro Operativo Militar y la pandemia les vino como
anillo al dedo, ya que pudieron actualizar todos sus mandos. Incluso toda la
crisis de corrupción al interior de las fuerzas armadas se ha visto
“suspendida”.[4] En la práctica
se unieron en torno a la lucha contra el enemigo interno. También hay que
considerar que ha recrudecido la existencia real de una guerrilla del pueblo
mapuche, que efectivamente ha ido aumentando su accionar militar o paramilitar,
para expulsar a las empresas forestales y salmoneras de su territorio.
Las dificultades para una salida popular
Hay crisis del neoliberalismo porque el pueblo o
vastos sectores de él están hastiados de tanto abuso e injusticia. La pandemia
vino como un salvavidas para el gobierno y la élite de poder.
Está en veremos cómo sigue la revuelta, ellos -la élite de poder- los
defensores a ultranza del neoliberalismo, que tan jugosas ganancias les ha
otorgado, no tiene un camino fácil, porque la explosión social está como
potencia, como peligro real, permanece allí.
Pero a nuestro entender, en el pueblo hay una gran dificultad que
tiene que ver con las alternativas de poder que están naciendo en Chile. Porque
para que se vayan los burgueses tiene que haber un poder que lo reemplace, no
se van a ir por buena voluntad, hay que echarlos.
¿Cuál
es el poder popular que va a reemplazar al poder de las elites, de los
poderosos? Eso es una situación que todavía está en veremos. El canciller
chileno Teodoro Ribera, en una entrevista en el diario español El País, el año
pasado, catalogaba desde su visión, que es la del gobierno, a la protesta
social de Chile como una protesta posmoderna: “No hay
líderes prestablecidos, no hay demandas concretas y son los sectores de la
clase media los que protestan. No hay con quien negociar.”[5]
Porque no hay con quien dialogar; no hay con quien negociar como en las
viejas concepciones de conflicto sociales. Esto es algo nuevo, donde el
liderazgo es del pueblo, el pueblo está a la vanguardia de la vanguardia y no
hay vanguardias. Esa es la crisis que tiene la izquierda especialmente la
marxista revolucionaria.
En medio de la enorme revuelta social, la saludable y fresca revuelta
social, hay una hegemonía de una especie de neo-anarquismo, donde
lo más importante es la revuelta por la revuelta y no está presente la lucha
por el poder central. Se ha instalado en ciertos sectores del pueblo una
barrera entre reforma y revolución que conflictúa aún más la lucha. Esta
contradicción nos deja como alternativa a la socialdemocracia que sigue
tratando de colocarse como interlocutor social válido, y la revuelta con una
impronta neo-anarquista. La socialdemocracia es directamente capitalista y
cómplice del neoliberalismo y la neo-anarquista es funcional a que la élite
siga en el poder.
El neoliberalismo está agotado, particularmente porque hay un cambio de
época a nivel mundial. Estas economías como la chilena que tiene una cantidad
gigantesca de relación con todo el mundo, donde nada es chileno, por así
decirlo. Incluso las legumbres que producíamos para todos los chilenos en la
década de los 80, hoy en día -en función de la canasta de ayuda social que
realizó el gobierno- tuvo que traerlas de Canadá y también a Argentina. Ese
dicho chileno “más chileno que los porotos”, es mentira. Los porotos se
producen en otra parte, nosotros tenemos una economía abierta que ya no es
sostenible.
En el nuevo capitalismo, el que viene, o las nuevas sociedades que
vienen, Chile no tiene cabida, no tenemos capacidad de producir nada. En este país
no hay industria, todo es monocultivo. Hay una crisis mundial y el
neoliberalismo tipo chileno no tiene cabida, por lo tanto, tiene que haber una
transformación. El problema es cuál es esa transformación, cuál es el
pos-neoliberalismo que se viene, porque el capitalismo se resiste a caer.
Todavía hay un proceso que hay que hacer. Pero supongamos que va a suceder,
como creemos que va a suceder por la impronta de la revuelta, por la situación,
por los cambios que están ocurriendo en el mundo. El problema es qué lo
reemplaza.
Hasta el momento estamos sin una alternativa popular de cambio, y lo más
probable es que al modelo neoliberal lo va a reemplazar un nuevo modelo
capitalista anti-popular dirigido por la misma élite de poder disfrazada.
Aquí todo depende -para los revolucionarios, para la gente que quiere un
cambio real, profundo- de qué alternativa de poder, como movimiento popular,
estamos en condición de ofrecer a esta situación. Porque el pueblo de Chile
está en rebelión, ha tomado conciencia, pero está, al igual que cada uno de
nosotros, lleno de contradicciones. Por ejemplo, hace unos días, hubo una
movilización de trabajadores forestales en el sur exigiendo “estado de
derecho”. O sea, los trabajadores protestaban, a causa de que habían quemado, las
fuerzas rebeldes mapuche, ciertas máquinas forestales. También está sucedido
este tipo de problemas con otro tipo trabajadores en otros lugares, o con
pobladores que también han denunciado, en la ciudad de Cartagena, por
ejemplo, a las personas que se estaban colgando de la luz, sabiendo que lo
hacían por necesidad. Entonces está en disputa el poder en el pueblo chileno.
La élite tiene capacidad de maniobra, eso lo podemos ver, pero esa capacidad de
maniobra es por la debilidad de nosotros.
La crisis es muy grande, pero no
toda crisis necesariamente termina en cambios de profundidad, porque el sistema
tiene capacidad de maniobra. Es tarea de los revolucionarios encontrar las
respuestas a estas graves cuestiones, y con urgencia.
Julio 2020.
[1] Ver: https://www.eldesconcierto.cl/2019/11/15/una-constitucion-desde-cero-el-acuerdo-historico-de-la-clase-politica-para-dar-salida-a-la-crisis/
[2] https://www.latercera.com/mundo/noticia/investigacion-acusa-militares-chilenos-haiti-abusaron-embarazaron-menores-edad/946763/
[3] https://prensaopal.cl/2019/11/24/base-militar-de-eeuu-en-chile-la-escuela-represiva-de-la-policia/
[4] https://ciperchile.cl/2019/12/15/hackeo-al-ejercito-viajes-de-oviedo-acuerdo-de-inteligencia-con-ee-uu-y-nexos-con-empresarios/
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