Máximo Constanzo, Centro de
Estudios Francisco Bilbao. 08 diciembre 2019.
Carlos Hernán Peña
González (Chile, 8 de junio de 1959), es un abogado,
magíster en sociología, doctor en filosofía, reconocido profesor universitario
conocido por sus columnas de análisis de política y contingencia.
En la actualidad es el rector de
la Universidad Diego Portales, profesor
asociado de la Universidad de Chile y columnista
dominical del diario El Mercurio. Es uno de los directores de CIPER (Centro
de Investigaciones Periodísticas) y del Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. La revista Poder lo eligió como el columnista
más influyente y la encuesta del diario La Segunda 80
años como el intelectual más influyente del país (fuente Wikipedia).
Carlos Peña es referencia
obligada para muchos por sus opiniones morales y políticas los días domingo,
cuerpo D de El Mercurio. Desde dicha columna reflexiona sobre lo humano y lo
divino, generalmente referido a alguna noticia o hecho importante ocurrido en
la semana. Nadie, ni nada queda fuera de
su crítica y juicio.
En la reflexión de este domingo
se refiere a las posiciones de la Mesa Social sobre la reivindicación de
la protesta y la huelga a raíz de las leyes
represivas que se están discutiendo en el parlamento bajo la figura de “ley
anti saqueos”.
Como siempre Carlos Peña como
profesor reflexiona sobre los conceptos, busca coherencia interna en discursos, opina sobre un mundo ideal donde las disputas ideológicas
y políticas para él tienen sentido. Pareciera que la vida “real” es solo una
referencia, un “reflejo” del mundo ideal, es decir el mundo al revés.
Si esta visión del pensamiento de
Carlos Peña fuera cierto es incoherente con su pasado marxista. El historiador
Alfredo Jocelyn-Holt, quien lo conoció en 1979, señala que "en esos años
Peña era marxista y parece bastante extraño que no haya militado. Este hecho se
contradice totalmente con posturas intelectuales posteriores” (The Clinic
2014).
Hoy por hoy, Carlos Peña tiene una “misión” en este mundo y
lo refleja una frase de su última columna donde dice “Algunas precisiones
podrán ayudar a poner orden intelectual en todo esto”, es decir como un buen
“sacerdote” del mundo de las ideas, Peña nos aclara que es coherente y que no.
Sus opiniones sobre la revuelta
social, donde desprecia a las nuevas
generaciones para ser un actor social poco coherente por su incapacidad de cuestionar
racionalmente el Chile actual, algo parecido ya había hecho con la venida de
Greta Thunberg por su adolescencia , muestran que Peña busca una coherencia discursiva
para poder dirimir si algo está bien o está mal.
En el fondo Carlos Peña siempre
reflexiona desde un substrato político ideológico que defiende el actual orden,
sistema que tiene como virtud tenerlo a él como rector de una Universidad, él
en sí, es una muestra de movilidad social (viene del Liceo Aplicación). Si él
pudo porque otros no pensara.
La lucha contra los “barbaros”,
los irracionales, los incoherentes, es el motivo de Peña. Pero quienes son esos
barbaros, son los jóvenes (adolescentes, adolecen de razón), los
pobres o los inadaptados (barbaros presos de sus pulsiones). Peña es una
especie de Sarmiento moderno.
Algo tendrá Peña contra los
jóvenes y los pobres, serán malas experiencias cuando estudio en el Liceo Aplicación.
No sé.
Considero que la revuelta de los pobres, endeudados y adolescentes es lo mejor que le ha pasado a
Chile en los últimos 30 años, a pesar de todas las patologías que conlleva, la
revuelta me parece más refrescante y saludable que el saqueo y el robo
cotidiano de los ricos y de los
intelectuales del poder.
La “razón” es usada para mantener un sistema vetusto y realmente “bárbaro” e
“irracional” como el que vivimos.