domingo, 11 de noviembre de 2018

Chile: Corrupción en el Ejército, sin honor no hay defensa de la Patria, no hay bien común


Taller de análisis militares, Centro de Estudios Francisco Bilbao.
El actual comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez, dijo en el parlamento, que no hay crisis en la institución, el gobierno a dicho no hay crisis, los parlamentarios de derecha y otros de la ex Nueva Mayoría, repiten…. no hay crisis.
Pero la realidad es que el Ejército de Chile, está en una enorme crisis y si algo de honor y amor a la Patria ha tenido la institución a lo largo de su cuestionable historia, hoy está en vías extinción.
Entre otras cosas, vivimos las consecuencias de un tipo de transición luego de la dictadura, donde  la impunidad estructural por lo sucedido bajo el gobierno de Pinochet fue parte del acuerdo entre los militares y la oposición burguesa. Con la impunidad estructural, se ha intentado borrar la verdad de lo que pasó, no solo por las violaciones a los DDHH, también por el saqueo, por la corrupción y por el privilegio económico que se aseguraron los oficiales de FF.AA y de Orden para ellos y sus familias. La dictadura dejo una herencia de corrupción y saqueo a las nuevas generaciones de oficiales y suboficiales, que la democracia burguesa no tuvo la voluntad de corregir.
Varios de los imputados en los distintos casos de fraude al fisco, han dicho que “todos lo hacían”, que era “algo normal”, es decir el fraude al fisco;  que todos sabían que era un engaño, se convirtió en una conducta, una forma de fraude a todo nivel, amparado e incentivado desde el alto mando, ya que el segundo hombre del Ejército, General (R) John Griffiths, está siendo procesado por los fraudes. A esto se suma que una hermana, oficial de la institución, del actual comandante en jefe, está también en tela de juicio. No es casual, que ahora, por la renovación del alto mando, 21 generales pasan a retiro, 22 si sumamos a  Griffiths. 
La corrupción se consolidó como una manera de actuar, una especie de ideología institucional, donde no hay cabida para el honor y el patriotismo.
Casi la mitad del generalato deja el servicio activo y el ministro de defensa, Alberto Espina, se niega a decir quiénes salen por los fraudes y solo generaliza que las causas son  por distintas situaciones, antigüedad, desempeño, voluntaridad, etc.
Son sólidas las evidencias que confirman que el  fraude y la corrupción son formas de conductas permanentes, generalizadas, donde están involucrados cientos de oficiales y tropa,  un botón de muestra es el caso del Fondo de Ayuda Mutua del Ejército (que solo es una situación en el sur del país), fraude que podría superar los $3 mil millones.  Carlos Palma, fiscal a cargo de la investigación, confirmó que al menos 584 oficiales y suboficiales de la institución son potenciales imputados en la indagatoria.
El propio  alto mando confirma que consideran el fraude al fisco como algo “normal”, ya que al anunciar el retiro “voluntario” de John Griffiths, por el caso denominado “turismo militar”, no se condena en ninguna parte el hecho delictual, sino que le “agradece” al imputado, su brillante trayectoria  militar.  Parece que brillante es robarle al fisco por años.
Que patriotismo puede haber, que es parte de la justificación para la existencia de las FF.AA y de Orden, si le robas a la Patria, ya que se supone que el fisco, la representa. ¿Son patriotas o mercenarios?
En la editorial del “Memorial del Ejercito de Chile”, N° 424, de 1986, sobre la Historia del Ejército, Historia oficial, que nació de una resolución de Pinochet, encomendada a historiadores de la Academia de Guerra y de la Universidad de Chile, se asegura que “el ejército de Chile es una institución tradicionalmente sujeta a un severo código ético profesional, expresado en preceptos constitucionales, doctrina y reglamento que conforman una moral militar que es la clave y el alma de su eficiencia y disciplina” y luego agrega “los valores morales y principios orgánicos y doctrinarios que constituyen el alma militar son el principal elemento que ha permitido en la guerra notables triunfos en el campo de batalla y en las horas apacibles de paz, el actuar siempre honorable y austero de patriótica entrega a la Nación”:
Con justa razón ponemos en cuestión la honorabilidad y patriotismo del Ejército en las matanzas obreras del inicio del siglo XIX, o en la llamada pacificación de la Araucanía, o en el saqueo y  violaciones masivas en la Guerra del Pacifico o en el golpe terrorista de 1973 y muchos otros hechos.  Para  muchos el Ejército de Chile ha actuado como “guardia pretoriana de la oligarquía”.
Seguramente, la mayoría de los que pertenecen al autodenominado “mundo militar”, discutirán las últimas aseveraciones, pero podrán estar de acuerdo, en cuestionar el patriotismo y el honor, de los que le roban al país y se aseguran su bienestar económico y familiar en desmedro del “bien común” que dicen defender.
Los recientes escándalos de corrupción, seguramente menores, frente a otros escándalos, como la compra de armas, los espionajes para el imperio gringo u otros, tienen la relevancia, que han salido a la luz pública, por las denuncias legales, la actuación de algunos jueces y el eco en algunos medios de prensa.
Podemos estar de acuerdo, que estamos frente a casos que no son hechos aislados, que está involucrado el alto mando, que hay secretismo, que se ha generado una conducta común, una forma de vida, una cultura de la corrupción al interior de la institución cástrense.
Podemos estar de acuerdo, que el honor y la defensa de la patria, ya no está en el imaginario del conjunto de los Integrantes del Ejército, que hemos pasado del patriotismo a una institución compuesta por mercenarios, donde el interés por el dinero, no importando como se consigue, es lo central. El vil dinero reemplazó a la Patria.
No es bueno para la Patria, decir que no hay crisis, como lo asegura el gobierno, siendo que la crisis es evidente. Un periodista, muy conocido, preguntaba se puede combatir de esta manera, ¿se puede defender a la patria en medio de la corrupción? Preguntamos nosotros, se puede asegurar que tendrán interés patriótico, y no por el dinero, oficiales que no tienen honor y están dispuestos a robarle a los que dicen defender. Quien puede asegurar que no se venderán al mejor postor.
Para asegurar la soberanía de Chile y su pueblo, se necesita refundar al Ejército, bajo una nueva doctrina militar, con códigos de honor y ética que hoy no existen. Sin honor no hay defensa de la Patria, es decir,  no hay bien común.



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